miércoles, 15 de abril de 2015

6º Relato (primera parte)

He titulado a este relato "Almas perdidas" espero que os guste!!
¿Qué serías capaz de dar a cambio de destruir a aquel que te destruyo primero?
En el siglo XV los años pasaban con destrucción, guerras, enfermedades y desconfianza. En esta era nadie se imaginaria que alguien fuera feliz. Pues esto no era así.
En una aldea perdida en Rumanía, la gente no vivía aislada de los problemas que surgían en el resto del mundo. Sin embargo, eso no impedía que a veces se celebraran fiestas y bailes en dicha aldea. En un bosque cercano donde solo habitaba la naturaleza había una cabaña. Pequeña, de madera y piedra, y que desprendía calor y alegría. Con pequeños huertos que eran suficiente para alimentar a los habitantes de allí.
Aunque la noche era de terror para la gente del poblado la noche era su mayor alegría y la luna su mejor amiga.
Cuando todo el mundo dormía en sus casas en el poblado y abrazados a sus familias, la fiesta comenzaba en el interior del bosque. Una hoguera iluminaba un claro en ese bosque y también a tres chicas jóvenes que bailaban alrededor de ella al sonido de una dulce melodía, la melodía de una flauta. Este instrumento lo tocaba un muchacho, joven también. Las tres jóvenes reían, saltaban y danzaban. Para ellas era como un juego, un juego propuesto cada noche por sus amigas las estrellas.
Eran tres hermanas, nacidas de la misma madre y de padres distintos y dotadas de increíbles dones. Por culpa de ello la reputación de Isabel era dudosa. No solo porque los hombres variaban en su vida, sino porque todos acababan enterrados bajo tierra. Isabel era una mujer hermosa, tan hermosa que la gente comenzó a sospechar y a rumorear acerca de ella y, por esta razón, se aisló en el bosque.
La mayor de las hermanas era llamada Sam con 22 años de edad. Al morir su madre, Sam se encargó de hacer feliz a sus hermanas y criarlas para ser mujeres libres y humildes, por ello dejó de pensar en matrimonio e incluso en hijos y familia. Sus hermanas menores eran su mayor prioridad; la mediana llamada Monick con 19 años, rebelde, compasiva y luchadora. Era la más fuerte de las tres y la única que se llegó a escapar de su hogar y sus hermanas para visitar el poblado; y la más joven Lilian, con solo 14 años de edad. Era la más dulce mas no inocente. Sabía perfectamente los peligros que había en el exterior y no le importaba enfrentarse a ellos. Desde luego era la más valiente. También era la más gentil de las tres. Aunque pareciera de cuento de hadas, los animales se acercaban a ella, al principio con desconfianza, pero después la seguían a todas partes.
Eran todas muy parecidas físicamente, pero, aunque todas sacaron la singular belleza de su madre con su similar rostro, tenían diferencias bien marcadas. Sam era rubia, Monick con un color rojizo como el fuego y Lilian con el pelo negro cual carbón y las tres tenían un pelo largo y rizado que bailaba junto a ellas y a compás del viento. Sus ojos, también eran oscuros y hacían resaltar aún más la belleza de Sam, Monick y Lilian. El joven que sonreía mientras les otorgaba música con su instrumento, se llamaba Dick y también era un joven de singular atractivo. Con su largo pelo castaño y sus ojos verdes, Dick conseguía endulzar a todas las muchachas del poblado. Pero en aquella ocasión, sus ojos estaban fijos en una sola muchacha.
Dick, como en muchas ocasiones se la quedó mirando y dejó de tocar. Las tres hermanas dejaron de bailar lamentadas de que se terminara aquel dulce sonido. Sin embargo, una de ellas, sonriendo, se adelantó, se arrodilló para ponerse a la altura del joven, que se hallaba sentado en la hierba del bosque, y le besó dulcemente en los labios. Monick y él se observaron con amor. Lilian y Sam se abrazaron mientras miraban felices a su hermana. Aunque al principio no aprobaban aquel amor, poco a poco y al ver lo mucho que se querían, no pudieron seguir oponiéndose. Y es que ese amor surgió de uno de los momentos de rebeldía de la hermana mediana.
En aquella misma nocheMonick siempre agradeció haber desobedecido a Sam por aquella ocasión. Monick se alejó de Dick lentamente para volver a estar junto a sus dos hermanas. Las tres contemplaron a Dick y éste las miró con curiosidad, aunque pensó que ya no habría nada que pudieran hacer para sorprenderle. Evidentemente el chico se equivocaba. Cuando se trataba de ellas, siempre ocurría algo asombroso, algo verdaderamente…mágico. El viento empezó a soplar fuertemente, el fuego se apagó en un segundo y la luna ya solo parecía alumbrar a las tres muchachas como si quisiera brindarles la atención que ellas se merecían. Dick comenzó a abrir la boca lentamente.
Aquella era una imagen terroríficamente hermosa. Un polvo plateado comenzó a bajar del cielo nocturno como si se tratara de polvo de estrellas y cubrió a las tres jóvenes. Éstas respiraron con los ojos cerrados y comenzaron a flotar en el aire lentamente. Dick cerró la boca al fin y comenzó de nuevo a entonar aquella melodía sin perder de vista a aquellas hermanas ni un solo instante y las tres muchachas volvieron a danzar de nuevo en círculos, aunque ahora lo hacían en el aire. Flores hermosas comenzaron a emerger y, en pocos minutos aquello se convirtió en un campo lleno de hermosas rosas, lirios, margaritas y muchas más especies de flores. A Dick comenzó a embargarle aquel dulce olor a flores frescas y eso hacía que quisiera tocar más y más endulzado por aquella escena.
Tras un rato de baile, las hermanas comenzaron a bajar, el fuego volvió a aparecer y aquel polvo platino desapareció, mientras todas las flores nacidas se marchitaban. Dick también dejó de tocar, arrojó la flauta al suelo y corrió junto a Monick cuando ésta estaba ya en tierra. La cogió dulcemente de la cintura y la besó.
"Es hora de que te lleve a ti y a tus hermanas a tu casa" Le susurró.
Monick iba a replicar cuando oyó el bostezo de Lilian y, finalmente, asintió con una expresión de aburrimiento en su rostro.
Cuando estaban ya en su hogar, Monick y Dick fueron los últimos en despedirse.
"Estoy deseando que llegue la noche de mañana" anunció Monick. y corrió dentro de su hogar para disfrutar de sus dulces sueños.
Dick se quedó unos segundos en la puerta. Hacía ya semanas que sabía que Monick y sus hermanas eran brujas, sin embargo, aún le sorprendía el alcance que podía llegar a tener aquella magia.
Tras aquel momento de pensamiento, se dio media vuelta y se internó en el bosque para regresar al poblado y dormir en su cama. Sin embargo, antes de marcharse y, siendo la luna la única testigo, susurró:
"Y yo".
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