lunes, 19 de octubre de 2015

6º Relato (parte cuarta)

"Dos sacrificios, dos corazones recién arranacados"
Monick abrió mucho los ojos y sacudió la cabeza con locura. Se levantó y se apoyó en una esquina aún negando con la cabeza. Sam y Lilian se miraron seriamente y ésta última se levantó para acercarse a su hermana. La tocó en un hombro y le dijo:
"Hermana, ya estamos muertas y será en valde si tú no nos vengas. La voluntad de Sam y mía es que ese ser pague por lo que nos ha hecho. Y si tú nos arrancas el corazón, eso te ayudará a recordar el motivo de nuestro sufrimiento." La voz de Lilian era penetrante y no lo dulce que era normalmente. Estaba tan furiosa que tenía la mandíbula y los puños apretados.
Iba a amanecer en un par de horas. Sam y Lilian estaban sentadas de rodillas con Monick enfrente de ellas. Las tres se abrazaron. Sin dejar pasar más rato, mientras Sam y Lilian sonreían y llenaban con amor los oídos de Monick, ésta, entre lágrimas y susurros de disculpas, atravesó los pechos de sus hermanas, con una mano a cada una, y, al sacarlas, sostenía en cada una un corazón. Los cuerpos, inertes y desangrándose, de sus dos hermosas hermanas, cayeron. Aquella pesadilla que tuvo, era una predicción y no le hizo caso. "Todo es por mi culpa" pensaba sin cesar. Pero se consolaba diciéndose que lo iba a arreglar. Dejó los corazones en el suelo. Derrotada, con el rostro lleno de sangre, polvo, lágrimas y sudor y con el pelo cayéndole por los ojos, llamó a la Diosa.
En el exterior comenzó a nublarse y a caer truenos. Una neblina se formó ante Monick y de esa neblina,surgió la figura de una mujer enorme y de un rostro que daban arcadas al mirar. La joven no dijo nada pues entendía que la Diosa ya lo sabía todo.
"Dos corazones por dos vidas reencarnadas. Mañana no será tu última muerte. Pero sólo te quedan dos oportunidades para hacer lo que debes así que aprovéchalas."
Las almas de Lilian y Sam se aparecieron y, tras sonreír dulcemente a Monick, se fueron junto a la Diosa. Y Monick se quedó allí, junto a los dos cuerpos de su hermana y deseando cobrar la sangre que le había sido arrancada.
La encontraron llena de sangre, junto a sus dos hermanas sin corazón. Sin embargo, no había rastro de este órgano.
Uno de los soldados la insultó, mientras otro vómitaba sin poder resistirlo. Monick no respondió. No le gritó a los soldados que esos corazones no se los había comido, como ellos decían, sino que sus dos amadas hermanas se habían sacrificado por urdir una venganza y que al menos ella consiguiera conseguir una paz que las otras dos jamás poseerían. No, ella no lo gritó.
Tras gritarle "bruja" e insultarla todo lo que pudieron, se la llevaron hasta el patio central. No querían tocarla apenas, ya que estaba llena de sangre. Llevaban junto a ellos los mismos amuletos que le impedían hacer conjuros, y con ellos la ataron a un póster de madera. A los pies de Monick, paja y a su izquierda, un sacerdote pidiendo por ella.

Un soldado prendió la paja. Comenzaron a maldecirla. Sin embargo, ella sonrió y gritó "Dos sacrificios he dado a cambio de dos vidas". Y mientras ardía, observó cómo una lágrima caía de alguien ocultado tras uno de sus verdugos.

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